sábado, 16 de enero de 2010

Etapa 13. Contracrónica oficial. El señor de las arenas

Ayer fue un día de muchos nervios. Hoy os lo puedo revelar. El erg maldito, en el que el año pasado perdimos casi dos horas, nos esperaba al inicio de la etapa. Ya en el kilómetro 51 sabríamos si habíamos asegurado el puesto (dentro de lo que el Dakar te deja asegurar, claro está) o si volvíamos a tener que tragar arena, echar mano de las palas, las planchas, la paciencia y las fuerzas.



Los primeros reconocimientos realizados en la zona del erg (en el campamento muchos soñaban con él ya que el año pasado se quedaron enganchados muchos vehículos allí) presagiaban lo peor. Las altísimas temperaturas de las que estamos gozando (es un decir, claro) en este verano austral hacía que las arenas ya de por sí blanditas, del erg estuvieran en su punto para abrazar a los coches y sepultarlos hasta la caja entre sus arenosos brazos.

En fin. Xavi andaba nervioso y el resto del equipo también. Los mecánicos se afanaban en revisar una y otra vez todos los recovecos del coche, Xavi intentaba relajarse, Pablo no perdía detalle de nada...en fin.
Nosotros también pusimos nuestro granito de arena y echamos mano de nuestro amuleto contra la arena. Uno muy especial del pack de pegatinas que hemos creado para todos los amigos de Territorio Cooper con motivo del Dakar.



En fin, que bien sea porque el recorrido, como cuenta Xavi, fue menos tortuoso que el del año pasado, un trazado más directo que nos permitió atravesar el erg en vez de tener que navegar por su interior, bien sea por las habilidades de Xavi al volante, Pablo navegando y las Cooper STT que con 0,8 de presión, como bien dice Xavi, parece que te puedes subir por cualquier parte, el hecho es que el Toyota Coopertires Team volvió a demostrar que en arena somos como el general Rommel (salvando las distancias, claro está) y que nuestro Land Cruiser es como un panzer imparable.



Y eso que la mañana empezaba con un pequeño problema en el camión de asistencia. Una ballesta rota es el tipo de detalles que menos necesita un piloto en las horas previas a una de las etapas decisivas.



Pero bueno, el equipo se lo tomó con humor, como no podía ser de otra forma.

Mientras Xavi y Pablo breaban con el erg, a nosotros nos tocó abrir pista a las asistencias. Eso nos permitió, por un día, no tener que ir comiendo el polvo de los que nos precedían.

 


Aunque, de vez en cuando, nos tocaba volver a la rutina.
Esto (e incluso menos) es lo que ve un piloto del Dakar el 90% del tiempo de una especial.


Al final, como siempre, llegar al campamento en tierras argentinas es toda una delicia. En vez de banderas al viento (que también), aquí lo que despliegan es una auténtica empalizada de asados que hace que los últimos kilómetros te guíes por el olfato, en vez de por el Trypi.


En fin, yo creo que, ahora que el rumor de que es el último año del Dakar en estas tierras, vamos a echar esto de menos.

Mañana última etapa. Buenos Aires nos espera. La estadística dice que hay un porcentaje de coches que se queda en esta última etapa. Pero a nosotros nos va a dar igual. Buenos Aires nos verá desde el segundo lugar del podium de la T2.

Miiiii Buenos Aires queriiiiiiiidooooooooo ...!!!!

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