domingo, 10 de enero de 2010

Jornada de todo, menos de descanso

Cuando leáis esta entrada de nuestro blog ya estaremos otra vez en movimiento. Las etapas de descanso en un rally como el Dakar se viven un poco como en las grandes vueltas ciclistas. Son días traicioneros, en los que no hay que confiarse y hay que seguir concentrados y trabajando como si se estuviera en carrera.

Si vas con buen ritmo, recuperando tiempos o liderando la general, prefieres que esto nunca pare. Si llevas unas etapas de mala suerte, sometiendo al coche a mucho castigo, cuentas las horas para poder llegar a la etapa de descanso, poder volver a coger aire y dejar tiempo para que los mecánicos mimen al coche y lo pongan a punto para volver a la lucha en las mejores condiciones.
Fue el caso de nuestro rivales de Autobody, que trabajaron de lindo para dejar su vehículo al toque.




Normalmente, la etapa previa a la de descanso suele ser de las que dejan huella. Ya sabéis nuestra peripecia con la trampa de arena gracias al videoblog de Xavi. Pero es que ayer a mediodía, había casi dos tercios de pilotos que todavía no había llegado a meta. Fue el caso de Rubianetti. Salió a las 9 de la mañana de un día y llegó a las 18.30h del día siguiente.



Así que pocas horas de luz para poner a punto su maltrecho coche y salir rumbo a la siguiente etapa.




Claro que con dedicatorias como las que llevaba de sus hijos, cualquier sufrimiento en el desierto es poco. Imagino que en las más de 21 horas de etapa que hizo se acordó muchas veces de las palabras de sus hijos. Seguro que fue la mejor gasolina para apretar los dientes, llegar a meta y empezar la etapa de hoy como el más descansados de los pilotos.
¡¡¡Sos grande!!




Para los pilotos, suele ser horas en los que comentar las etapas pasadas, relatar las batallas sufridas, las anécdotas, las peripecias...y compartir las sensaciones ante las etapas que vienen. Estoy seguro que el erg de Copiapó copó muchas de las conversaciones.



 Siempre que hablamos de etapa de descanso, los mecánicos nos miran de reojo y ponen caras de circunstancias. Ellos saben que si para alguien no es un día de descanso es precisamente para ellos. En el caso de nuestro Land Cruiser KXR Racing, se desmontó de arriba a abajo para recomponer lo que el desierto y la mala suerte ha ido destrozando estos días.
Claro que antes de poder ver qué hay que reparar, es necesario limpiar toda la mugre acumulada.



Ni siquiera nuestro coche de asistencia se libra de una buena sesión de revisión y limpieza a fondo. Seguro que lo agradece. Ya está preparado para la recta final hasta Buenos Aires.



Y así transcurre, más o menos, un día de descanso en el rally más mítico del mundo. Afortunadamente, entre tanto trabajo y tanta tensión, también hay momentos para disfrutar de los paisajes que nos regala el desierto de Atacama.

Hoy nos espera el erg de Copiapó. El año pasado nos jugó una mala pasada, así que este año venimos a recuperar lo que nos quitó. ¡¡No hay miedo!!

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